Paralelamente, Maduro ha recurrido a una táctica simbólica para contrarrestar el clima de tensión. Al decretar el inicio de las festividades navideñas el 1 de octubre, busca, según sus palabras, defender "el derecho a la felicidad" del pueblo venezolano e impulsar la economía y la cultura.

"Vamos a aplicar la fórmula de otros años que nos ha ido muy bien", expresó, en una medida que ya había utilizado en años anteriores durante momentos de crisis política o económica. Este gesto es interpretado por analistas como una estrategia para generar un ambiente festivo que distraiga de la crisis y de las tensiones externas, proyectando una imagen de control y normalidad. Mientras tanto, altos funcionarios como Diosdado Cabello continúan con un discurso desafiante, amenazando a la oposición interna y asegurando que el país debe estar preparado para la guerra.