En un movimiento cargado de simbolismo, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para cambiar el nombre del Departamento de Defensa a “Departamento de Guerra”. Esta decisión, que recupera la denominación original de la institución utilizada hasta 1947, es vista como un reflejo de la postura más beligerante de su administración en el escenario mundial, especialmente en el contexto de las tensiones con Venezuela. El anuncio se realizó en el Despacho Oval, donde Trump, flanqueado por el nuevo “secretario de Guerra”, Pete Hegseth, justificó el cambio como una necesidad de proyectar una imagen de fortaleza. “Es un nombre mucho más apropiado a la vista de cómo está el mundo ahora mismo”, declaró el mandatario. Aunque el cambio de nombre oficial requiere la aprobación del Congreso, la orden ejecutiva autoriza el uso de “Departamento de Guerra” como título secundario en todas las comunicaciones oficiales. Trump y Hegseth argumentaron que el cambio busca restaurar un “espíritu guerrero” y evocar una era de “victorias inigualables” para Estados Unidos, como en la Primera y Segunda Guerra Mundial.
“Ganamos todo lo anterior y lo que hubo entre ambas.
Entonces decidimos ‘despertar’ y renombramos el Departamento de Defensa”, expresó Trump, criticando implícitamente la falta de victorias militares claras desde 1947.
Esta medida simbólica coincide directamente con la escalada militar en el Caribe.
Analistas interpretan el cambio como un mensaje no solo para adversarios como Venezuela, sino también para la audiencia interna, reforzando su imagen de líder fuerte. La decisión ha sido criticada por opositores, quienes la ven como una medida contracorriente y costosa que glorifica el conflicto en lugar de la defensa y la prevención, que fueron las razones por las que el nombre se cambió originalmente tras la Segunda Guerra Mundial.
En resumenEl cambio de nombre del Pentágono a “Departamento de Guerra” es una acción simbólica de la administración Trump que subraya su enfoque de “paz mediante la fuerza”. Realizado en plena escalada de tensiones con Venezuela, este gesto busca proyectar una imagen de poderío militar y determinación, aunque es criticado por promover una mentalidad de conflicto permanente.