“Ganamos todo lo anterior y lo que hubo entre ambas.

Entonces decidimos ‘despertar’ y renombramos el Departamento de Defensa”, expresó Trump, criticando implícitamente la falta de victorias militares claras desde 1947.

Esta medida simbólica coincide directamente con la escalada militar en el Caribe.

Analistas interpretan el cambio como un mensaje no solo para adversarios como Venezuela, sino también para la audiencia interna, reforzando su imagen de líder fuerte. La decisión ha sido criticada por opositores, quienes la ven como una medida contracorriente y costosa que glorifica el conflicto en lugar de la defensa y la prevención, que fueron las razones por las que el nombre se cambió originalmente tras la Segunda Guerra Mundial.