Esta narrativa es fundamental para legitimar tanto el despliegue naval como los ataques letales contra embarcaciones presuntamente vinculadas a cárteles.

La ofensiva se ha reforzado con la propuesta del senador republicano Rick Scott de elevar la recompensa a 100 millones de dólares, financiada con activos incautados al régimen venezolano. Scott argumenta que esta medida es crucial para que la oposición, liderada por Edmundo González, pueda restaurar la democracia.

Desde Venezuela, estas acciones son vistas como una “ridícula cortina de humo” y un “ultraje”. El presidente Gustavo Petro de Colombia también criticó la medida, afirmando que “es un crimen de lesa humanidad bloquear económicamente a un país americano” y un “ultraje para América Latina ponerle precio a la cabeza de un presidente”.