La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), bajo la presidencia pro tempore de Colombia, convocó a una reunión extraordinaria de cancilleres para analizar el despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe. La iniciativa busca unificar una voz regional en defensa de la paz y el respeto a la soberanía ante la creciente tensión entre Washington y Caracas. La canciller colombiana, Rosa Villavicencio, lideró el encuentro virtual, cuyo objetivo fue “intercambiar puntos de vista y reflexiones sobre la coyuntura regional” y abordar las preocupaciones sobre las implicaciones del despliegue para la estabilidad de la región. El gobierno colombiano calificó la presencia militar estadounidense como “desproporcionada”, advirtiendo que “una injerencia no es posible porque Colombia, América Latina, es tierra de paz”. Varios países miembros expresaron su preocupación, recordando que la región fue declarada “Zona de Paz” en 2014 y evocando el Tratado de Tlatelolco, que prohíbe las armas nucleares. El comunicado final, respaldado por la “inmensa mayoría” de los miembros según el presidente Gustavo Petro, reiteró principios como la proscripción del uso de la fuerza y la solución pacífica de controversias. Sin embargo, la declaración no alcanzó un consenso total.
Petro admitió que no se trataba de un comunicado oficial de la CELAC, ya que una minoría de países, entre ellos Argentina, Costa Rica y Perú, se opuso.
Además, surgieron controversias sobre el respaldo de algunas naciones. Los gobiernos de Guatemala y República Dominicana aclararon públicamente que no habían otorgado su consentimiento para firmar el comunicado, a pesar de haber sido incluidos en la lista difundida por el presidente colombiano, lo que evidenció divisiones internas en el bloque sobre cómo posicionarse frente a la acción estadounidense.
En resumenLa CELAC, liderada por Colombia, reaccionó al despliegue militar de EE. UU. en el Caribe con una reunión de urgencia para defender la región como 'Zona de Paz'. Aunque una mayoría de países expresó su preocupación, la falta de consenso y las posteriores rectificaciones de algunas naciones mostraron fisuras en la respuesta diplomática del bloque.