En una rueda de prensa con medios internacionales, Maduro afirmó que, si Venezuela fuera agredida, declararía constitucionalmente una “República en armas”. “Pasaríamos inmediatamente al período de lucha armada, en defensa del territorio nacional y de la historia y del pueblo de Venezuela”, aseguró, aunque aclaró que se trataría de una estrategia “eminentemente defensiva”.

Esta retórica beligerante se ha complementado con acciones concretas en el terreno.

El gobierno anunció la activación operativa de la Milicia Nacional Bolivariana, un cuerpo compuesto por civiles voluntarios que reciben entrenamiento militar. Según Maduro, 8,2 millones de personas están alistadas para defender el país, y se ha convocado a jornadas de entrenamiento masivo.

El ministro del Interior, Diosdado Cabello, confirmó los ejercicios de la milicia, afirmando que se exige “unidad nacional, mínimo, unidad nacional, ante los ataques, ante la violación, el asedio a nuestra patria”. Además de la movilización de milicianos, se ha reforzado la presencia militar en la frontera con Colombia y se han desplegado patrullas marítimas y drones de vigilancia en las costas.

La vicepresidenta Delcy Rodríguez también emitió una advertencia contundente: “Seremos su peor pesadilla.

Vendrán las peores calamidades del pueblo estadounidense si se atreven a agredirnos”.