El presidente Donald Trump confirmó personalmente el operativo, afirmando que se trató de un “ataque cinético” contra “narcoterroristas”. En un comunicado, Trump detalló: “El ataque resultó en la muerte de once terroristas en acción” y advirtió que la acción debía servir “de aviso a cualquiera que esté considerando traer drogas a Estados Unidos”. El secretario de Estado, Marco Rubio, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, respaldaron la operación, asegurando que el barco pertenecía a una “organización narcoterrorista designada” y que este tipo de acciones continuarían.
Hegseth fue enfático al afirmar que “cualquier otra embarcación identificada como vinculada al narcotráfico correrá la misma suerte”.
La Casa Blanca difundió un video del ataque, que muestra a la lancha siendo impactada por un misil. La respuesta del gobierno venezolano fue de rechazo absoluto. El ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, y el ministro del Interior, Diosdado Cabello, acusaron a Estados Unidos de fabricar el incidente, sugiriendo que el video fue creado con inteligencia artificial. Caracas calificó el hecho como “once ejecuciones extrajudiciales” y una “agresión imperialista” bajo el falso pretexto de la lucha contra las drogas. Analistas y organizaciones como Amnistía Internacional han expresado preocupación por la legalidad y proporcionalidad del ataque, abriendo un debate sobre si la acción violó el derecho internacional.