El gobierno de Estados Unidos ha ordenado un significativo despliegue de fuerza naval y aérea en el mar Caribe, una acción que ha sido interpretada por Venezuela como una amenaza directa a su soberanía y ha elevado drásticamente la tensión en la región. La operación, justificada por Washington como una estrategia para combatir el narcotráfico y a organizaciones criminales transnacionales como el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, incluye una formidable muestra de poderío militar. Según los informes, la flota está compuesta por al menos siete buques de guerra, entre ellos los destructores USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson, equipados con misiles Tomahawk de largo alcance, y el crucero lanzamisiles USS Lake Erie. A esta fuerza de superficie se suma un submarino de propulsión nuclear, el USS Newport News, y más de 4.500 efectivos, incluyendo marines. Adicionalmente, se ha confirmado el envío de diez cazas F-35 de última generación a una base en Puerto Rico para reforzar las operaciones.
El presidente Donald Trump ha calificado esta movilización como una “posición estratégica”.
La respuesta de Caracas ha sido contundente.
El presidente Nicolás Maduro denunció la presencia de “ocho barcos con 1.200 misiles” apuntando hacia su país, calificando el despliegue como una “amenaza extravagante, inmoral, injustificable y absolutamente criminal” y la “más grande amenaza que se haya visto en el continente en los últimos cien años”. El gobierno venezolano rechaza el pretexto de la lucha antinarcóticos, argumentando que es una “cortina de humo” para justificar una intervención militar motivada por el interés en el petróleo venezolano. El canciller Yván Gil advirtió que la introducción de un submarino nuclear viola el Tratado de Tlatelolco, que declara a la región como zona libre de armas nucleares.
En resumenEl despliegue militar estadounidense en el Caribe, presentado como una operación antinarcóticos, es percibido por Venezuela como una provocación y una amenaza directa a su soberanía, lo que ha desencadenado una escalada de acusaciones y preparativos defensivos por parte del gobierno de Maduro.