Como parte de esta estrategia defensiva, el gobierno venezolano ha activado un plan de “máxima preparación”. El ministro del Interior, Diosdado Cabello, anunció el despliegue de 15.000 militares en la frontera con Colombia y el inicio de jornadas de entrenamiento para la Milicia Bolivariana, un cuerpo civil armado leal al chavismo. Maduro afirmó que ya cuenta con 8,2 millones de personas alistadas para defender el país.
La campaña “Yo me alisto” ha sido promovida activamente, aunque organizaciones como Laboratorio de Paz denuncian que se está recurriendo al “alistamiento forzoso” de empleados públicos y estudiantes.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez emitió una severa advertencia a Estados Unidos: “Seremos su peor pesadilla.
Vendrán las peores calamidades del pueblo estadounidense si se atreven a agredirnos”.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, reforzó el mensaje al asegurar que el país “está preparado para luchar”. A pesar de la escalada verbal, Maduro también ha intentado abrir una vía diplomática, ofreciendo diálogo a Donald Trump para coordinar una lucha conjunta contra el narcotráfico, una propuesta que contrasta con las acusaciones de Washington en su contra. Figuras de la oposición como Henrique Capriles han señalado que “la mayoría que quiere una invasión norteamericana no vive en Venezuela”, reflejando la división de opiniones sobre una posible intervención extranjera.