El gobierno de Colombia, a través de su canciller, Rosa Villavicencio, calificó la presencia militar estadounidense como “desproporcionada”, advirtiendo que “una injerencia no es posible porque Colombia, América Latina, es tierra de paz”.

Esta postura refleja un delicado equilibrio diplomático, ya que, si bien se busca evitar una escalada bélica, la región está dividida sobre cómo abordar la situación en Venezuela. La reunión de la CELAC, un foro que excluye a Estados Unidos y Canadá, subraya el deseo de una parte de la región de resolver sus problemas internamente y de reafirmar los principios de soberanía y no intervención, en un claro contrapunto a la estrategia de presión militar impulsada por la administración Trump.