El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe ha provocado una respuesta diplomática coordinada en América Latina, destacando la convocatoria a una reunión de urgencia de cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). La iniciativa, liderada por Colombia en su rol de presidencia pro tempore, busca unificar una voz regional frente a lo que muchos consideran una amenaza a la paz y la estabilidad. La reunión virtual de urgencia fue convocada para “intercambiar puntos de vista y reflexiones” sobre los movimientos militares y sus implicaciones para la región, que fue declarada “Zona de Paz” en 2014. La cancillería colombiana manifestó que la intención era abordar las “preocupaciones existentes” y buscar “soluciones concertadas”.
El gobierno de Colombia, a través de su canciller, Rosa Villavicencio, calificó la presencia militar estadounidense como “desproporcionada”, advirtiendo que “una injerencia no es posible porque Colombia, América Latina, es tierra de paz”.
Esta postura refleja un delicado equilibrio diplomático, ya que, si bien se busca evitar una escalada bélica, la región está dividida sobre cómo abordar la situación en Venezuela. La reunión de la CELAC, un foro que excluye a Estados Unidos y Canadá, subraya el deseo de una parte de la región de resolver sus problemas internamente y de reafirmar los principios de soberanía y no intervención, en un claro contrapunto a la estrategia de presión militar impulsada por la administración Trump.
En resumenLa convocatoria a una reunión de emergencia de la CELAC, impulsada por Colombia, evidencia la grave preocupación en América Latina por el despliegue militar de EE. UU. en el Caribe. La iniciativa busca reafirmar a la región como una “Zona de Paz” y abogar por el diálogo, aunque también expone las divisiones entre los países sobre cómo responder a la estrategia de Washington hacia Venezuela.