UU. ha señalado formalmente a Maduro y a Diosdado Cabello como sus líderes.

Esta acusación ha sido la base para una serie de acciones, incluyendo la designación del grupo como organización terrorista por parte del Departamento del Tesoro y el aumento de la recompensa por Maduro. Sin embargo, esta versión es rechazada categóricamente por Caracas, que la califica como un "relato totalmente falso" y una "excusa" para una intervención. El presidente colombiano, Gustavo Petro, también ha cuestionado la existencia de dicha estructura, afirmando que es un ultraje "ponerle precio a la cabeza de un presidente por sanción de un juez extranjero".

Países como Argentina, Ecuador y Paraguay se han alineado con Estados Unidos, declarando también al cartel como organización terrorista.

Esta confrontación de narrativas es central en el conflicto, ya que EE.

UU. enmarca su acción como una legítima lucha contra el crimen transnacional, mientras Venezuela y algunos de sus vecinos la denuncian como una fachada para una agresión imperialista.