La administración Trump justifica su masivo despliegue militar en el Caribe como parte de una operación ampliada contra el narcotráfico, centrada en desmantelar el denominado "Cartel de los Soles". Washington acusa directamente al presidente Nicolás Maduro y a altos mandos militares venezolanos de liderar esta organización criminal, ofreciendo una recompensa de 50 millones de dólares por su captura. Según la narrativa estadounidense, el Cartel de los Soles, cuyo nombre alude a las insignias de los generales venezolanos, es una organización narcotraficante y terrorista que utiliza el aparato estatal para facilitar el tráfico de cocaína, el contrabando de combustible y la minería ilegal. El Departamento de Justicia de EE.
UU. ha señalado formalmente a Maduro y a Diosdado Cabello como sus líderes.
Esta acusación ha sido la base para una serie de acciones, incluyendo la designación del grupo como organización terrorista por parte del Departamento del Tesoro y el aumento de la recompensa por Maduro. Sin embargo, esta versión es rechazada categóricamente por Caracas, que la califica como un "relato totalmente falso" y una "excusa" para una intervención. El presidente colombiano, Gustavo Petro, también ha cuestionado la existencia de dicha estructura, afirmando que es un ultraje "ponerle precio a la cabeza de un presidente por sanción de un juez extranjero".
Países como Argentina, Ecuador y Paraguay se han alineado con Estados Unidos, declarando también al cartel como organización terrorista.
Esta confrontación de narrativas es central en el conflicto, ya que EE.
UU. enmarca su acción como una legítima lucha contra el crimen transnacional, mientras Venezuela y algunos de sus vecinos la denuncian como una fachada para una agresión imperialista.
En resumenEstados Unidos ha construido una justificación legal y de seguridad para su presión sobre Venezuela, centrada en la figura del "Cartel de los Soles". Esta narrativa, que criminaliza al más alto nivel del Estado venezolano, es la piedra angular de su estrategia militar y diplomática, aunque es fuertemente disputada por Venezuela y otros actores regionales.