Esta retórica beligerante, acompañada de movilizaciones internas, busca proyectar una imagen de firmeza y capacidad defensiva frente a lo que considera una inminente amenaza imperialista. En una rueda de prensa con medios internacionales, Maduro detalló su estrategia de respuesta, afirmando que no existe "forma alguna" de que las tropas estadounidenses puedan ingresar a Venezuela sin enfrentar una reacción contundente. Su plan, eminentemente defensivo según sus palabras, contempla una respuesta integral en todo el territorio.
"Si Venezuela fuera agredida, pasaría inmediatamente al periodo de lucha armada (...) y declararíamos constitucionalmente la República en armas de norte a sur, de este a oeste, para garantizar la paz", sentenció el mandatario.
Esta postura ha sido respaldada por su ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, quien aseguró que el país "está preparado para luchar".
La narrativa de la "lucha armada" es un elemento central del discurso chavista, que apela al patriotismo y a la historia bolivariana para cohesionar a sus bases y justificar la movilización de recursos para la defensa. Al enmarcar la tensión como una confrontación directa por la soberanía, el gobierno venezolano busca legitimar sus acciones tanto a nivel interno como ante la comunidad internacional, presentándose como víctima de una agresión injustificada por parte de una potencia extranjera.