Maduro calificó la situación como una amenaza "extravagante, injustificable, inmoral y absolutamente criminal", y ha puesto a su país en un "estado de máxima preparación". Aunque la Casa Blanca sostiene que el despliegue es parte de una estrategia regional contra el narcotráfico, Caracas lo interpreta como un acto de hostigamiento y una provocación inaceptable, diseñada para cercar militarmente al país y forzar un cambio de régimen. La magnitud de la fuerza desplegada ha generado preocupación en toda América Latina, llevando a organismos como la CELAC a convocar reuniones de emergencia para abordar las implicaciones para la paz y la estabilidad regional.
