La vicepresidenta Delcy Rodríguez exigió a EE.

UU. "resolver sus problemas internos y alejarse del territorio venezolano", mientras que el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, aseguró que "no hay espacio para el miedo".

Diosdado Cabello también ha sido una figura central, anunciando despliegues militares y desestimando la importancia de Venezuela en las rutas del narcotráfico. Desde el lado estadounidense, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha sido categórica al afirmar que el régimen de Maduro "no es legítimo, es un cartel narcoterrorista". El secretario de Estado, Marco Rubio, ha defendido la ofensiva como un hito en la región y ha destacado el apoyo de países aliados. Estas declaraciones reflejan dos narrativas irreconciliables: la de la defensa de la soberanía frente a la agresión imperialista por parte de Venezuela, y la de la lucha contra el crimen transnacional y un régimen ilegítimo por parte de Estados Unidos.