Este realineamiento geopolítico evidencia la dimensión internacional del conflicto.

Rusia y China, acreedores y aliados estratégicos del gobierno chavista, han manifestado su rechazo al despliegue militar de EE.

UU.

El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, expresó a la vicepresidenta Delcy Rodríguez el respaldo de Moscú en la defensa de la soberanía venezolana. Por su parte, China, a través de su portavoz de Exteriores, Mao Ning, declaró que se opone "al uso o la amenaza del uso de la fuerza en las relaciones internacionales".

Este respaldo es visto por analistas como principalmente diplomático y económico, ya que ambas potencias no parecen dispuestas a una confrontación militar directa con EE.

UU. en el Caribe.

En contraste, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, ha ofrecido su apoyo a la operación estadounidense, justificándolo por el aumento de la violencia ligada al narcotráfico.

Declaró que si Venezuela atacara a Guyana, permitiría el acceso de fuerzas estadounidenses a su territorio.

Otros países como Argentina, Paraguay y Ecuador también se han alineado con Washington al declarar al Cartel de los Soles como organización terrorista, mostrando una fractura en la postura regional frente a la crisis.