Washington lo señala como el presunto cabecilla del Cartel de los Soles.
Este monto es significativamente alto; un artículo menciona que supera la recompensa ofrecida en 2001 por Osama Bin Laden. La medida no solo busca incentivar delaciones desde el círculo cercano al poder en Venezuela, sino que también tiene un fuerte componente simbólico y político.
Al ponerle un precio tan elevado a su cabeza, Estados Unidos lo despoja de su legitimidad como jefe de Estado y lo equipara a un capo del narcotráfico de alto perfil. Esta acción judicial se suma a otras, como la incautación en 2024 de un avión propiedad de Maduro por violar las sanciones estadounidenses. La recompensa es una herramienta de coerción que busca generar fracturas internas en el chavismo y facilitar un cambio de régimen sin necesidad de una intervención militar directa, apostando por el colapso desde adentro.