En múltiples intervenciones, Maduro ha utilizado frases contundentes para rechazar la presencia militar estadounidense.
“No hay forma de que le entren a Venezuela”, afirmó durante un acto militar, y en otra ocasión sentenció: “A Venezuela no la toca nadie”. Calificó las acciones de Washington como “amenazas extravagantes, estrambóticas y estrafalarias de un imperio en decadencia”. Esta narrativa se ha visto reforzada con sus apariciones públicas vestido con uniforme de camuflaje, rodeado de altos mandos militares, y con sus constantes llamados al alistamiento en la Milicia Bolivariana.
Analistas señalan que esta estrategia busca unificar a su base política y a las fuerzas armadas en torno a la idea de un enemigo externo común. Irónicamente, algunos artículos sugieren que esta táctica es un reflejo de la utilizada por el propio Donald Trump, quien también se nutre de la exaltación nacionalista y la identificación de un adversario exterior para cohesionar a sus seguidores. La retórica de Maduro no solo busca la cohesión interna, sino también enviar un mensaje de disuasión, mostrando que cualquier intervención tendría un alto costo humano y político.