Colombia se encuentra en una posición diplomática y estratégica particularmente delicada debido a su extensa frontera con Venezuela y a un reciente acuerdo de paz binacional. El gobierno del presidente Gustavo Petro ha criticado la movilización militar estadounidense, advirtiendo sobre el riesgo de convertir a Venezuela en “una Siria”, mientras intenta coordinar acciones de seguridad fronteriza con el gobierno de Maduro. El dilema para Colombia es profundo: es un aliado histórico y estratégico de Estados Unidos, pero el gobierno de Petro busca normalizar las relaciones y cooperar con Venezuela. Un ejemplo de esto es el memorando firmado recientemente para crear una “Zona Binacional de Paz, Unión y Desarrollo” en la frontera, un acuerdo que genera suspicacias en Washington. Petro ha sido una de las voces regionales más críticas contra una posible intervención, asegurando que “Estados Unidos tiene que aprender a respetarnos”.
Al mismo tiempo, ha ordenado el despliegue de 25.000 soldados en la región del Catatumbo para contener a grupos armados. Esta medida ha sido elogiada por Nicolás Maduro, quien a su vez ha desplegado 15.000 efectivos en su lado de la frontera como parte de una estrategia de seguridad que, según ambos gobiernos, es coordinada. Freddy Bernal, gobernador del estado Táchira, agradeció públicamente a Petro por su “posición patriótica y bolivariana” y su defensa de la soberanía venezolana.
Esta cercanía entre Bogotá y Caracas, en medio de la máxima tensión con Washington, coloca a Colombia en una encrucijada diplomática.
En resumenEl gobierno de Colombia debe ejecutar un complejo acto de equilibrio, intentando mantener la estabilidad regional y la cooperación con su vecino sin alienar a su principal socio estratégico, Estados Unidos, que ve con recelo cualquier acercamiento a Maduro.