Se señala que el verdadero interés de Washington radica en las riquezas naturales de Venezuela, que incluyen las mayores reservas de petróleo del planeta, gas natural, oro y coltán, recursos clave para la industria tecnológica y militar. Además, se acusa a Estados Unidos de administrar el narcotráfico a nivel global en lugar de combatirlo, utilizando esta lucha como una justificación “moral” para ejecutar sanciones e intervenciones. Esta perspectiva se enmarca en la Doctrina Monroe, que históricamente ha considerado a América Latina como el “patio trasero” de Estados Unidos. El despliegue militar es visto no como una operación de seguridad, sino como una maniobra para debilitar a un gobierno que obstaculiza los intereses de las corporaciones petroleras estadounidenses y para reafirmar su control en un hemisferio donde potencias como China y Rusia han ganado influencia.