Su discurso busca capitalizar la presión externa para alentar la desobediencia civil y la fractura interna.

Por otro lado, el excandidato presidencial Henrique Capriles ha manifestado su rechazo a una “acción de fuerza contra Venezuela”.

En sus declaraciones, ha hecho un llamado a defender la paz regional y a respetar la soberanía de las naciones, marcando una distancia con las posturas que podrían favorecer una intervención militar. Esta dualidad de opiniones refleja un debate histórico en la oposición sobre el papel que debe jugar la comunidad internacional, y específicamente Estados Unidos, en la resolución de la crisis venezolana. Mientras un sector ve la presión militar como una herramienta necesaria para debilitar al régimen, otro teme que una intervención pueda derivar en un conflicto armado con consecuencias devastadoras para el país.