UU., afirmó que la misión busca frenar estas operaciones.

Sin embargo, la composición de la fuerza naval ha llevado a expertos internacionales a calificarla como una “diplomacia de buque de guerra”, diseñada para ejercer presión geopolítica. El exembajador estadounidense James Story aclaró que, aunque es una “muestra de fuerza”, no considera que el contingente sea suficiente para una invasión a gran escala, comparando los 2.200 marines con los 30.000 soldados que participaron en la invasión de Panamá. A pesar de ello, el gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado el despliegue como una “amenaza a la paz regional” y una violación a los tratados de desnuclearización de América Latina.