Rusia y Colombia coinciden en el rechazo al uso de mercenarios en la guerra en Ucrania
El gobierno de la Federación Rusa envió un mensaje directo al presidente Gustavo Petro luego de que el mandatario colombiano denunciara públicamente la presencia de ciudadanos colombianos reclutados como mercenarios en la guerra entre Rusia y Ucrania. En una publicación del 7 de octubre en su cuenta oficial de X, Petro pidió a los colombianos que se encuentran combatiendo en ese conflicto regresar al país de inmediato. Afirmó que muchos de ellos fueron engañados por compañías privadas de seguridad con sede en Miami y enviados al frente de batalla en condiciones que calificó como inhumanas. “Los ucranianos tratan a los colombianos como raza inferior. Pido a los colombianos mercenarios, que los están manejando como carne de cañón, llevados por empresas guiadas desde Miami, que regresen de inmediato al país”, escribió el presidente. La Embajada de Rusia en Colombia respondió respaldando la postura de Petro y cuestionando a Ucrania por el reclutamiento de ciudadanos extranjeros. En un comunicado oficial, Moscú expresó: “Lamentamos que el número de colombianos que creen en las falsas promesas de los reclutadores ucranianos siga siendo bastante alto”. La representación diplomática rusa pidió al gobierno colombiano adoptar medidas urgentes para proteger a sus ciudadanos de lo que calificó como “propuestas peligrosas de Kiev”. Además, reiteró que, según la legislación rusa, los combatientes extranjeros que apoyen a Ucrania enfrentan graves consecuencias.“Como lo hemos advertido repetidamente, los mercenarios extranjeros que luchan al lado de las fuerzas armadas de Ucrania eligen entre dos escenarios: uno trágico y otro, la cárcel”, afirmó. Con este pronunciamiento, Petro refuerza su postura crítica frente a la participación de civiles en conflictos militares internacionales y alerta sobre el rol de empresas privadas que reclutan combatientes en países de América Latina bajo promesas económicas. Para el mandatario, el uso de colombianos como soldados a sueldo representa una violación a los derechos humanos y evidencia la vulnerabilidad socioeconómica que impulsa a muchos a arriesgar su vida en guerras ajenas.