Su ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, reforzó esta postura al declarar: “Aquí no hay espacio para el miedo”.

En contraste, la Casa Blanca ha mantenido una narrativa de deslegitimación y amenaza.

La portavoz Karoline Leavitt calificó al gobierno venezolano como “un cartel narcoterrorista”, justificando así las acciones militares y judiciales.

Esta retórica es respaldada por la oposición venezolana.

María Corina Machado ha adoptado un tono de advertencia hacia el régimen, afirmando que “Trump no está jugando” y que “la tiranía se desmorona”, buscando capitalizar la presión externa para movilizar a sus seguidores y señalar una supuesta debilidad interna del chavismo. Estas declaraciones no solo definen las posiciones de cada bando, sino que también son herramientas estratégicas para influir en la opinión pública nacional e internacional, enmarcando el conflicto según sus respectivos intereses.