Esta cifra es significativamente alta, superando incluso la ofrecida por Osama Bin Laden en 2001.

La oferta monetaria no se limita a Maduro; también se mantienen recompensas por otros altos funcionarios chavistas, como los 25 millones de dólares por Diosdado Cabello.

La estrategia busca crear incentivos económicos para generar fracturas dentro del círculo de poder en Venezuela, esperando que la presión financiera y judicial aliente deserciones o la entrega de información clave. La medida ha sido visible incluso en la frontera colombo-venezolana, donde se instaló brevemente una valla publicitaria con el anuncio de las recompensas, generando una controversia local. Para Washington, esta herramienta es un componente crucial de su ofensiva, que combina la presión militar y diplomática con la judicialización de los líderes del régimen, buscando su deslegitimación y eventual caída sin necesidad de una intervención militar directa.