Sin embargo, esta justificación ha sido recibida con escepticismo.

El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, cuestionó la lógica del despliegue en el Caribe cuando, según cifras de la ONU, “el 90 % de la droga sale por el Pacífico”. Analistas y artículos de opinión sugieren que la lucha contra las drogas es un pretexto para objetivos geopolíticos más amplios, como forzar un cambio de régimen, asegurar el control de los vastos recursos naturales de Venezuela —petróleo y oro— o simplemente proyectar el poder estadounidense en su “patio trasero”.

Esta dualidad entre la narrativa oficial y las posibles intenciones ocultas define el núcleo del conflicto actual.