Líderes opositores como Henrique Capriles confirmaron y celebraron las excarcelaciones, pero insistieron en que “quedan muchos y de ellos no nos olvidamos, seguimos luchando por todos”. La mayoría de los liberados estaban acusados en un caso de presunta corrupción en alcaldías opositoras. El gobierno de Italia también confirmó la liberación de dos ciudadanos italo-venezolanos, aunque señaló que deben presentarse ante tribunales. Organizaciones como el Foro Penal Venezolano estiman que aún hay más de 900 presos políticos en el país, lo que sugiere que estas liberaciones son una medida calculada para aliviar la presión internacional en un momento crítico, sin alterar la estructura represiva del Estado.