UU. no es la lucha contra las drogas, sino el control de los vastos recursos naturales de Venezuela, como el petróleo y el oro, utilizando el narcotráfico como un pretexto, similar a las “armas de destrucción masiva” en Irak. La estrategia combina el poder militar con sanciones, acciones judiciales y presión diplomática, buscando un cambio de régimen sin los costos de una ocupación.