La elección de esta proclama no fue casual. Maduro utilizó el paralelismo histórico para enmarcar el actual despliegue naval de Estados Unidos como una agresión imperialista similar a la de principios del siglo XX, presentándose a sí mismo como un defensor de la soberanía nacional. La oposición interpretó el gesto como una “cortina de humo”, un mensaje cifrado para desviar la atención de la crisis interna y del desafío militar que representa la presencia de buques de guerra estadounidenses. Este acto retórico se inscribe en la estrategia del chavismo de recurrir a la historia y a figuras nacionalistas para construir una narrativa de resistencia. Al evocar a Cipriano Castro, Maduro busca legitimar su postura de confrontación con Washington, presentándola no como una decisión personal, sino como la continuación de una larga lucha histórica de Venezuela por su independencia.