Esta táctica de recompensas busca incentivar delaciones desde el círculo íntimo del poder en Venezuela, generando desconfianza y posibles fracturas internas. La medida ha tenido repercusiones directas en la tensa frontera colombo-venezolana, donde fue instalada brevemente una valla publicitaria en Villa del Rosario (Norte de Santander) con las imágenes de Maduro y Cabello junto a las cifras de las recompensas, lo que generó una controversia local y la intervención del gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal. El incremento de la recompensa coincide con el despliegue naval estadounidense en el Caribe, conformando un cerco político, militar y judicial que busca asfixiar al régimen venezolano. Analistas consideran que, al ser una extradición inviable mientras Maduro controle el poder, la recompensa es una herramienta para presionar una captura fuera de Venezuela o catalizar una transición interna.