Como parte de su estrategia de “presión máxima”, el gobierno de Estados Unidos ha duplicado la recompensa ofrecida por información que conduzca al arresto o condena del presidente venezolano Nicolás Maduro, elevándola de 25 a 50 millones de dólares. Esta medida subraya la seriedad con la que Washington persigue las acusaciones de narcotráfico y terrorismo contra la cúpula del chavismo, a quienes señala de liderar el Cartel de los Soles. La millonaria oferta no se limita a Maduro; el Departamento de Estado también ofrece 25 millones de dólares por Diosdado Cabello y 15 millones por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.
Esta táctica de recompensas busca incentivar delaciones desde el círculo íntimo del poder en Venezuela, generando desconfianza y posibles fracturas internas. La medida ha tenido repercusiones directas en la tensa frontera colombo-venezolana, donde fue instalada brevemente una valla publicitaria en Villa del Rosario (Norte de Santander) con las imágenes de Maduro y Cabello junto a las cifras de las recompensas, lo que generó una controversia local y la intervención del gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal. El incremento de la recompensa coincide con el despliegue naval estadounidense en el Caribe, conformando un cerco político, militar y judicial que busca asfixiar al régimen venezolano. Analistas consideran que, al ser una extradición inviable mientras Maduro controle el poder, la recompensa es una herramienta para presionar una captura fuera de Venezuela o catalizar una transición interna.
En resumenEl aumento de la recompensa por Nicolás Maduro a 50 millones de dólares es una pieza clave en la estrategia de presión de Estados Unidos. Esta acción busca generar fisuras en el chavismo e incentivar la colaboración para su captura, complementando el cerco militar y judicial impuesto por Washington.