En un movimiento paralelo a la crisis con Estados Unidos, el gobierno de Nicolás Maduro anunció el despliegue de 15.000 efectivos militares y policiales en la frontera con Colombia, citando la necesidad de combatir el narcotráfico y otros grupos ilegales. El operativo, anunciado por el propio Maduro y detallado por el ministro de Interior, Diosdado Cabello, abarca una extensa zona binacional desde el estado Táchira hasta La Guajira. La justificación oficial es un plan especial de seguridad para fortalecer el control territorial en la región del Catatumbo, descrita por Maduro como “un corredor crítico para las rutas del narcotráfico”.
El líder chavista declaró: “Van a ir 15.000 hombres y mujeres bien armados, bien entrenados y bien preparados para reforzar toda la zona binacional”.
Este despliegue busca “blindar la frontera” contra la incursión de laboratorios, cultivos ilícitos y grupos armados que, según Caracas, operan del lado colombiano.
Maduro también confirmó conversaciones con el ministro de Defensa de Colombia para coordinar operaciones conjuntas. Sin embargo, el movimiento también se interpreta como una respuesta a la presión de Washington. Maduro aprovechó para cuestionar la efectividad del Plan Colombia y la presencia de bases militares estadounidenses en el país vecino, alegando que la producción de cocaína se ha duplicado o triplicado cerca de dichas instalaciones. De esta manera, el despliegue envía un doble mensaje: uno de cooperación a Bogotá y otro de soberanía y fuerza a Washington.
En resumenEl despliegue de 15.000 efectivos en la frontera colombo-venezolana es una medida multifacética del gobierno de Maduro, que busca simultáneamente afirmar su soberanía, responder a las acusaciones de narcotráfico de EE. UU. y coordinar la seguridad con Colombia en una de las zonas más complejas de Sudamérica.