Como respuesta directa a la creciente presión militar y judicial de Estados Unidos, el presidente Nicolás Maduro ha ordenado la activación y el despliegue de 4,5 millones de miembros de la Milicia Nacional Bolivariana en todo el territorio venezolano. Esta movilización masiva busca proyectar una imagen de defensa nacional y resistencia popular frente a lo que el gobierno califica como una “amenaza imperialista” y un “zarpazo terrorista”. La orden de Maduro incluye la realización de jornadas de alistamiento durante el fin de semana en plazas públicas y cuarteles militares, con el objetivo de fortalecer el “Plan Nacional de Soberanía y Paz”. En sus discursos, el mandatario ha sido desafiante, afirmando: “Ningún imperio va a venir a tocar suelo sagrado de Venezuela”.
Además, ha prometido la entrega de “fusiles y misiles” a las milicias campesinas y obreras para que defiendan el país.
Esta fuerza civil, creada por Hugo Chávez e integrada a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), está compuesta, según cifras oficiales, por millones de reservistas y voluntarios que reciben entrenamiento militar básico.
La movilización de este cuerpo es una respuesta simbólica y estratégica a la presencia de buques de guerra estadounidenses en el Caribe.
Mientras Washington exhibe tecnología militar avanzada, Caracas apela a la narrativa del “pueblo en armas”.
Figuras del chavismo como el ministro Álex Saab han reforzado este mensaje de unidad, declarando: “Que no se atrevan, porque aquí hay un pueblo unido para defenderse”. Sin embargo, líderes de la oposición como María Corina Machado han calificado la convocatoria como una maniobra desesperada de un “régimen que se está desmoronando” y han llamado a los ciudadanos a desobedecer el reclutamiento.
En resumenLa movilización de 4,5 millones de milicianos es la principal respuesta de Nicolás Maduro a la presión estadounidense, una estrategia que busca consolidar el apoyo interno a través de una narrativa de defensa de la soberanía, aunque es vista por la oposición como una señal de debilidad del régimen.