Esta comparación histórica alimenta la especulación sobre una posible intervención militar directa, aunque también resalta las significativas diferencias entre ambos escenarios.
Las similitudes son notables: en ambos casos, Estados Unidos acusa a un líder latinoamericano de vínculos con el narcotráfico, ofrece una recompensa por su captura (1 millón de dólares por Noriega en su momento) y despliega una fuerza militar considerable en la región bajo la justificación de proteger sus intereses de seguridad nacional. Al igual que Noriega, quien había anulado elecciones, Maduro es señalado por Washington de usurpar el poder tras el presunto fraude en los comicios de 2024.
Sin embargo, los análisis también subrayan diferencias cruciales.
Venezuela es un país considerablemente más grande que Panamá, con una Fuerza Armada más numerosa y equipada, a pesar de su cuestionado estado de mantenimiento y entrenamiento.
Además, el contexto geopolítico es distinto. Mientras que Noriega estaba relativamente aislado, el gobierno de Maduro cuenta con el respaldo de potencias como Rusia y China, lo que complicaría una intervención directa y aumentaría el costo político y humanitario. Un exsubdirector de inteligencia del Comando Sur, Jesús Daniel Romero, ha señalado que no se trataría de una intervención convencional, sino de una operación contra una “organización delictiva criminal”, lo que sugiere que Washington podría estar considerando acciones “quirúrgicas” o clandestinas en lugar de una invasión a gran escala.













