Un cartel gigante ofreciendo las recompensas por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello fue instalado en la autopista internacional que conecta a Colombia con Venezuela, para ser derribado horas después. Este incidente en la frontera simboliza la extensión del conflicto diplomático al espacio público y la polarización que genera en la zona limítrofe. La valla, de 2.8 metros de alto por 10 metros de ancho, fue ubicada en la madrugada del 23 de agosto en Villa del Rosario, Norte de Santander. En ella se mostraban las fotografías de Maduro y Cabello junto a las cifras de las recompensas ofrecidas por Estados Unidos: 50 millones de dólares y 25 millones, respectivamente, por su presunta vinculación con el Cartel de los Soles. Según los reportes, la valla fue instalada por un grupo de jóvenes que afirmaron haber sido amenazados por un grupo armado que se identificó como el Tren de Aragua.
El objetivo, según declararon, era motivar a la población fronteriza a colaborar con las autoridades estadounidenses.
Sin embargo, el cartel duró poco tiempo.
Videos que circularon en redes sociales mostraron a un hombre descendiendo de un vehículo, arrancando la lona y marchándose con normalidad. Este suceso, aunque menor en la escala del conflicto, se hizo viral y generó un intenso debate sobre el papel de Colombia ante una eventual acción militar estadounidense y la compleja dinámica de lealtades y miedos que impera en la frontera, una zona permeada por la crisis política, la migración y la presencia de actores armados.
En resumenLa breve aparición y posterior retiro de una valla publicitaria en la frontera colombo-venezolana, que ofrecía recompensas por Maduro y Cabello, evidencia cómo la tensión diplomática se materializa en el terreno, convirtiendo la zona limítrofe en un escenario de confrontación simbólica y polarización.