Diversos análisis en la prensa han trazado un paralelismo entre la actual estrategia de Estados Unidos hacia Venezuela y la Operación Causa Justa, la invasión militar que derrocó al dictador panameño Manuel Antonio Noriega en 1989. Las similitudes en la retórica, como las acusaciones de narcotráfico y la recompensa por la captura del líder, alimentan el debate sobre si la historia podría repetirse. Los artículos destacan que, al igual que con Noriega, Washington ha construido un caso contra Nicolás Maduro basado en su presunta participación en el tráfico de drogas, lo ha etiquetado como líder de un cartel y ha ofrecido una millonaria recompensa por su cabeza, acciones que precedieron a la intervención militar en Panamá. El despliegue de una fuerza naval significativa en el Caribe es visto como otro eco de los preparativos de 1989.
Sin embargo, los mismos análisis señalan diferencias cruciales que hacen que una invasión a Venezuela sea un escenario mucho más complejo y arriesgado. A diferencia de Panamá, Venezuela es un país considerablemente más grande, con una Fuerza Armada Nacional Bolivariana más numerosa y equipada, a pesar de sus problemas de mantenimiento. Además, el gobierno de Maduro cuenta con el respaldo de potencias globales como Rusia y China, que tienen intereses geopolíticos y económicos en el país, un factor que no existía en el caso panameño. El costo humano, político y económico de una intervención directa sería inmensamente mayor, lo que lleva a muchos a concluir que, aunque el manual de estrategia parece similar, el desenlace podría ser muy diferente.
En resumenAunque el paralelismo histórico con Panamá es un marco útil para entender el manual de deslegitimación y presión militar de EE. UU., diferencias geopolíticas y militares clave hacen que una invasión directa a Venezuela sea una propuesta mucho más compleja y arriesgada para Washington.