Esta estrategia busca desarticular la maquinaria financiera que, según Washington, sostiene al régimen venezolano y está vinculada a actividades ilícitas.
La fiscal general de Estados Unidos, Pamela Bondi, informó que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) ha incautado una amplia gama de bienes presuntamente pertenecientes a Maduro y sus socios. Entre los activos confiscados se encuentran propiedades de lujo, como una mansión en Punta Cana, República Dominicana, y un yate de nombre “Super Bigote” en Miami. Además, la operación ha incluido dos jets privados, nueve vehículos de alta gama, joyas y una considerable cantidad de dinero en efectivo. Según Bondi, estas incautaciones son el resultado de investigaciones que vinculan a la cúpula chavista con operaciones de lavado de dinero y narcotráfico. Las autoridades estadounidenses sostienen que estos bienes fueron adquiridos con fondos de origen ilícito, provenientes de la corrupción y de las ganancias del 'Cartel de los Soles'. La medida no solo busca debilitar económicamente al gobierno de Maduro, sino también enviar un mensaje a sus colaboradores sobre los riesgos de mantener activos en jurisdicciones al alcance de la justicia estadounidense. El gobierno venezolano, por su parte, ha calificado estas acciones como un “robo” de los recursos que pertenecen al pueblo, enmarcándolas dentro de una campaña de “persecución política” y “guerra económica” liderada por Washington.