La operación busca desmantelar la estructura financiera que sostiene al gobierno venezolano.
La ofensiva financiera de Estados Unidos contra el régimen de Maduro se ha materializado en una de las mayores incautaciones de activos de los últimos años. La fiscal general estadounidense, Pam Bondi, informó que la operación resultó en el decomiso de una vasta red de bienes de lujo, comparando la estructura criminal de Maduro con la mafia. Entre los activos confiscados se encuentran dos jets privados, una lujosa mansión en Punta Cana (República Dominicana) conocida como Villa La Caracola, varias propiedades en Florida, una granja de caballos, nueve vehículos de alta gama, yates, y millones de dólares en joyas y efectivo. Estas acciones no son nuevas, ya que desde 2017 la administración Trump ha implementado sanciones que incluyen la congelación de activos de Maduro y otros funcionarios. Sin embargo, esta incautación masiva representa una escalada significativa, destinada a ahogar financieramente al gobierno venezolano y a privar a sus líderes de los recursos que, según Washington, provienen de actividades ilícitas como el narcotráfico y la corrupción.
La medida busca golpear directamente el patrimonio personal de la cúpula chavista, debilitando su capacidad operativa y su lealtad interna.