Como respuesta directa al despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, el presidente Nicolás Maduro ha ordenado la movilización y el despliegue de la Milicia Nacional Bolivariana en todo el territorio venezolano. Esta medida es presentada por su gobierno como una estrategia de defensa de la soberanía nacional. Frente a lo que califica como “amenazas extravagantes, estrambóticas y estrafalarias” de Estados Unidos, el gobierno venezolano ha optado por una demostración de fuerza popular y resistencia. Nicolás Maduro anunció la activación de un “plan especial” para desplegar a 4,5 millones de milicianos, un componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) compuesto mayoritariamente por civiles y reservistas creado por Hugo Chávez.
El mandatario hizo un llamado a que estas milicias estén “preparadas, activadas y armadas” para defender la soberanía del país.
En sus alocuciones, Maduro ha sido enfático: “Nuestros mares, nuestro cielo y nuestras tierras, las defendemos nosotros”.
Además, ha ordenado la conformación de milicias campesinas y obreras, prometiendo “¡Fusiles y misiles para la fuerza campesina!” y para la clase obrera. Esta movilización masiva se posiciona como una estrategia para exhibir capacidad de resistencia ante la presión internacional y, al mismo tiempo, consolidar el apoyo interno al presentar las acciones de Washington como una agresión directa contra la nación. La oposición y analistas, sin embargo, han cuestionado el uso de civiles armados en labores de seguridad, sugiriendo que la medida podría ser también un instrumento de control social.
En resumenLa respuesta de Nicolás Maduro al despliegue naval estadounidense ha sido la movilización de una masiva fuerza de milicianos, enmarcando la acción como una defensa de la soberanía y utilizando una retórica bélica para consolidar el apoyo interno frente a lo que describe como una agresión imperialista.