El encuentro evidenció la “distancia sideral, gigantezca, casi insalvable” que existe actualmente entre ambos combinados, como lo describió un artículo. Colombia dominó el partido desde el inicio, enfrentando a un rival mexicano mermado por “varias notables ausencias” y que “armó el equipo sobre la hora”. El conjunto cafetero, por su parte, aprovechó la oportunidad para probar nuevas variantes, con Néstor Lorenzo apostando por jugadores como David Ospina, Willer Ditta, Álvaro Angulo y Kevin Serna desde el inicio. El marcador se abrió a los 16 minutos con un gol de Jhon Lucumí, quien conectó un tiro libre ejecutado por James Rodríguez, descrito una vez más como el “faro nacional”. La superioridad colombiana se consolidó en el segundo tiempo con una seguidilla de golazos. Luis Díaz marcó el 2-0 al minuto 56 con una “joyita”, bañando al portero tras una combinación con James.
Ocho minutos después, Jefferson Lerma anotó el tercero con un “riflazo” dentro del área.
La goleada la sentenció el debutante Johan Carbonero, quien a pase de Juan Fernando Quintero puso el 4-0 definitivo, dando “cifras concretas y reales a la enorme diferencia entre mexicanos y colombianos”. El técnico Lorenzo se mostró satisfecho y declaró que el equipo tuvo “categoría en la definición”. Al final, el partido sirvió para que el entrenador sacara “valiosas conclusiones” y rotara a sus figuras cuando el duelo se tornó más ríspido, cumpliendo con el plan establecido.










