James fue el único jugador en disputar todos los partidos, mientras que Díaz se destacó por su desequilibrio y aporte ofensivo. El técnico Néstor Lorenzo demostró una confianza indiscutible en un núcleo de jugadores, pero fueron James Rodríguez y Luis Díaz quienes llevaron el mayor peso del equipo. Rodríguez se convirtió en el único futbolista, de los 43 utilizados por el entrenador, que disputó los 18 partidos de la clasificatoria, reafirmando su rol de capitán y líder. Su actuación en el cierre ante Venezuela fue estelar, con dos asistencias y una precisión de pases del 95%, obteniendo una calificación de 8.5 según Sofascore.

Por su parte, Luis Díaz fue el segundo jugador con más presencias, disputando 17 encuentros y perdiéndose solo uno por suspensión. Su capacidad para desequilibrar por la banda fue una constante amenaza para las defensas rivales.

Junto a ellos, Jhon Arias también acumuló 17 partidos, consolidándose como otra pieza fundamental en el esquema de Lorenzo. Otros jugadores como Richard Ríos, Camilo Vargas, Jhon Lucumí y Jefferson Lerma también superaron los 13 partidos, conformando la columna vertebral de un equipo que, a pesar de sus altibajos, dependió en gran medida del talento y la regularidad de sus principales figuras.