Este choque personal amenaza con profundizar las divisiones y dispersar los apoyos en un sector que ya lucha por encontrar un candidato único.

A esta pugna se suma un debilitamiento en la estructura de la campaña de Vicky Dávila. Recientemente se conoció la salida de su gerente de campaña, Sandra Suárez, y su jefa de debate, Alicia Arango, ambas consideradas figuras estratégicas con un enfoque cercano al expresidente Álvaro Uribe. Estas bajas plantean interrogantes sobre la solidez de su candidatura y la capacidad de la derecha para articular un frente competitivo contra el petrismo, a pesar de los persistentes esfuerzos de acercamiento entre las distintas facciones.