El presidente Petro ha reaccionado enérgicamente, calificando el plan como una "venganza personal" de Moreno, a cuyos hermanos investigó por corrupción en el pasado. "Este plan fraguado por Bernie Moreno... se venga, así, haciéndome pasar como narcotraficante", afirmó el mandatario.

La respuesta inicial del gobierno colombiano fue llamar a consultas a su embajador en Washington, Daniel García-Peña, una medida diplomática que precede a la ruptura de relaciones. Sin embargo, posteriormente, la Cancillería moderó la respuesta, indicando que se limitarían a enviar notas verbales para pedir aclaraciones.

Funcionarios estadounidenses, como el subsecretario de Estado Christopher Landau, han intentado restar importancia a las acusaciones de Petro, calificándolo de tener un "muy bajo carácter moral" y de presentarse a sí mismo "como un nuevo Bolívar, aunque claramente no lo es". Este episodio agrava una relación ya deteriorada por las sanciones de la lista OFAC contra el presidente y su círculo cercano, y se enmarca en un contexto de operaciones militares estadounidenses en el Caribe.