Este movimiento político fue posible gracias a la intermediación clave del expresidente Álvaro Uribe, consolidando a Pinzón como una figura que busca tender puentes entre el uribismo y sectores de centro. En su evento de lanzamiento, Pinzón agradeció explícitamente a Uribe, afirmando que su respaldo busca "gestionar una unión por el país" y defender doctrinas de "libertad, orden y seguridad". Con esto, se posiciona como un "uribista moderado", con experiencia en el Estado y buenas relaciones internacionales, capaz de generar menos resistencia que figuras más radicales de la derecha. Su candidatura también ha generado controversia; el precandidato Roy Barreras calificó la alianza Pinzón-Betancourt como una "reunión de los dos símbolos de ingratitud en Colombia", recordando que ambos fueron beneficiados por el gobierno de Juan Manuel Santos, hoy adversario de Uribe. Pinzón, quien fue ministro de Santos, ha pedido excusas públicamente por su papel en el Acuerdo de Paz, un gesto que ha facilitado su acercamiento al uribismo. La campaña de Pinzón ha enfrentado un primer desafío: el intento de exfuncionarios del impopular gobierno de Iván Duque de sumarse a su equipo, lo cual fue rechazado para mantener una imagen de renovación. Fuentes del partido Oxígeno ven a estos emisarios como "fantasmas tóxicos sin votos" que podrían contaminar la narrativa de "oxígeno fresco" que se busca proyectar.