El presidente Gustavo Petro ha intensificado su retórica confrontacional contra Estados Unidos e Israel, con una serie de declaraciones que han escalado la tensión diplomática. Durante un Consejo de Ministros, el mandatario arremetió contra el presidente estadounidense Donald Trump, a quien acusó de ser “cómplice de un genocidio” en Gaza y afirmó que “no merece más sino la cárcel”. Petro reiteró su polémico llamado a la desobediencia militar, que le costó la revocatoria de su visa estadounidense, al afirmar que el ejército de EE.
UU. “no lo debe obedecer”.
El mandatario justificó sus críticas en el Estatuto de Roma, argumentando que Trump se vuelve cómplice al no ejecutar la orden de captura internacional contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. En el mismo espacio, Petro anunció medidas comerciales drásticas, confirmando la terminación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Israel. “Con Israel deja de haber TLC”, sentenció, y añadió que las empresas carboneras que exportan a ese país deberán “plegarse o vender sus concesiones”. Estas declaraciones se suman a su propuesta de modificar el TLC con Estados Unidos y su rechazo a la OTAN, consolidando un viraje en la política exterior colombiana hacia una postura más crítica de las potencias occidentales y sus aliados.
En resumenEl presidente Petro ha adoptado una postura de confrontación directa con las administraciones de Trump e Israel, utilizando un lenguaje duro y tomando decisiones comerciales unilaterales. Esta estrategia, aunque refuerza su imagen de líder antiimperialista, profundiza la crisis diplomática con socios históricos y genera incertidumbre sobre el futuro de las relaciones internacionales de Colombia.