Legalmente, puede aspirar mientras no exista un fallo en firme.
Esta movida es vista como una jugada política de alto calibre para el uribismo, que busca recuperar el terreno perdido y consolidarse como la principal fuerza de oposición. La inclusión de Uribe en un puesto no principal de la lista cerrada tiene múltiples interpretaciones: por un lado, busca proteger la lista de una eventual inhabilidad judicial y, por otro, permite que otras figuras del partido, incluidos los cinco precandidatos presidenciales, tengan mayor visibilidad. La Universidad de la Sabana ha sido encargada de establecer un mecanismo de meritocracia para definir el resto de la lista. La decisión de Uribe de volver al ruedo electoral ha sido calificada por analistas como una jugada maestra para mantener su vigencia política, hacerse la víctima en caso de una condena definitiva y consolidar su rol como jefe de la oposición al gobierno Petro, influyendo directamente en la contienda presidencial.