El precandidato presidencial Daniel Quintero ha denunciado la existencia de un plan para asesinarlo en Valledupar, afirmando que la policía le informó sobre la contratación de dos sicarios que lo esperarían en la ciudad durante su gira por el Caribe. Esta grave acusación se suma a lo que él califica como una “persecución” judicial y política que busca sacarlo de la carrera por la presidencia en 2026. Durante su visita a La Guajira, Quintero aseguró que las amenazas son una respuesta a su crecimiento en las encuestas dentro del Pacto Histórico. “Saben que de los candidatos del Pacto Histórico, soy el que tiene más opciones de ganar la presidencia. Soy el único que puede ganarle la presidencia a la derecha”, afirmó.
Pese al riesgo, confirmó que no cancelaría su agenda en Valledupar: “Yo no me dejo sacar de ningún espacio”.
El exalcalde de Medellín ha enmarcado estos ataques dentro de una estrategia más amplia que, según él, se ha aplicado contra otros líderes progresistas de la región como Lula da Silva, Rafael Correa y el propio Gustavo Petro. Además de las amenazas físicas, Quintero enfrenta más de 600 investigaciones en su contra, de las cuales, según él, solo cuatro siguen activas. Su campaña, descrita como “la más dinámica, con más energía, con más jóvenes”, se centra en propuestas como la desalinización de agua para La Guajira, la creación de una empresa de energía de propiedad ciudadana en el Caribe y la convocatoria a una constituyente para “resetear a Colombia”. Su lema de campaña, adoptado de una simpatizante, es “Después de la P viene la Q”, en alusión a suceder al presidente Petro.
En resumenLa campaña de Daniel Quintero se intensifica con denuncias de un plan para atentar contra su vida, lo que utiliza para reforzar su narrativa de persecución política. Mientras se posiciona como el candidato con más opciones dentro del Pacto Histórico, su estrategia se enfoca en propuestas de alto impacto regional y en la continuidad del proyecto de cambio, en medio de un clima de alta tensión.