La elección de Carlos Camargo como magistrado de la Corte Constitucional ha desatado una crisis interna en el Pacto Histórico, con acusaciones cruzadas de traición y falta de coherencia entre sus precandidatos presidenciales. La derrota de María Patricia Balanta, la candidata respaldada por el Gobierno, ha evidenciado las profundas divisiones en la coalición oficialista, que ahora debe gestionar sus fracturas de cara a la consulta interna de octubre y las elecciones de 2026. El precandidato Gustavo Bolívar fue el primero en encender la polémica al afirmar que “varios senadores, inclusive del Pacto Histórico, se voltearon” y votaron por Camargo.
Esta acusación provocó una respuesta contundente de la senadora y también precandidata Gloria Flórez, quien le exigió pruebas y lo acusó de no saber “dónde está parado”. Flórez criticó a Bolívar por generar división, recordándole que él fue “escogido a dedo” en la lista al Senado y que su actitud le entrega “en bandeja de plata al pueblo colombiano a la ultraderecha”. Por su parte, la senadora María José Pizarro, otra de las aspirantes, intentó calmar los ánimos al sostener que la elección de Camargo se dio “en democracia” y descartó que hubiera traiciones. El presidente Petro, por su lado, responsabilizó a los partidos Liberal, La U y Verde, lo que derivó en la solicitud de renuncia de sus cuotas ministeriales. Este episodio se suma a otras tensiones, como el debate sobre la inclusión de Daniel Quintero en la contienda, y refleja un panorama de fragmentación que amenaza la unidad del proyecto político que busca suceder al actual gobierno.
En resumenLa elección de Carlos Camargo en la Corte Constitucional ha expuesto las fracturas internas del Pacto Histórico, con un enfrentamiento público entre sus principales precandidatos presidenciales. Las acusaciones de traición y la falta de unidad amenazan la cohesión de la coalición de gobierno en un momento clave para definir su estrategia electoral y su liderazgo futuro.