Con 62 votos a favor, Camargo se impuso sobre la candidata respaldada por el oficialismo, María Patricia Balanta, quien obtuvo 41 votos.

La votación, que se esperaba reñida, evidenció una fractura en las alianzas del Gobierno, ya que el resultado sugiere que congresistas de partidos aliados como La U, Liberal y Alianza Verde no siguieron la línea oficialista. La reacción del presidente Petro no se hizo esperar; desde Japón, calificó a los senadores que no apoyaron a Balanta como “mentirosos sucios” y afirmó que “quieren devolver la justicia al duquismo, al cartel de la toga y al clientelismo corrupto”. Además, anunció que “la coalición de gobierno en el Senado se rehace por completo.

Su objetivo cambia”.

Como consecuencia directa, se solicitó la renuncia de los ministros de Trabajo, Antonio Sanguino (Alianza Verde); de las TIC, Julián Molina (Partido de la U), y de Comercio, Diana Morales (Partido Liberal). La oposición, por su parte, celebró el resultado como un triunfo de la democracia y la independencia de poderes. Figuras como el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, y la senadora Paloma Valencia, afirmaron que la elección frena las “pretensiones antidemocráticas y autoritarias del presidente” y despeja la posibilidad de una constituyente. El propio Camargo, tras su elección, se comprometió a defender la Constitución y la independencia judicial, desestimando que su nombramiento represente una derrota para el Ejecutivo.