Con esta lógica, defendió la medida como progresiva.

Sin embargo, la declaración fue refutada de inmediato por economistas, gremios, periodistas y figuras de la oposición.

Críticos como el padre Alberto Linero señalaron irónicamente que “el taxi en el que venía tiene 4 puertas y es un zapatico”, mientras que analistas advirtieron que un alza en los combustibles genera un efecto dominó que encarece el transporte de carga, los alimentos y otros bienes de la canasta básica, afectando directamente a los más vulnerables. Se destacó que gran parte del consumo de gasolina proviene de trabajadores informales, pequeños transportistas y campesinos que utilizan motocicletas y vehículos básicos para sus labores diarias. A pesar de la controversia, Petro mantuvo su postura, advirtiendo que si el Congreso no aprueba la reforma, la única alternativa para cubrir el déficit fiscal sería aumentar aún más el precio de la gasolina.