El presidente Gustavo Petro ha defendido la reforma asegurando que “va hacia los más ricos del país” y que no afectará la canasta familiar. En una controvertida alocución, justificó el impuesto a la gasolina afirmando que “el pobre no usa casi gasolina, el que más usa es el de las 4 puertas”. El ministro del Interior, Armando Benedetti, reforzó esta línea, calificando de “cínicos y mentirosos” a quienes dicen que la reforma gravará a la clase media. Sin embargo, la propuesta ha recibido un aluvión de críticas. Figuras de la oposición como María Fernanda Cabal y Daniel Palacios, el expresidente César Gaviria y gremios como Fenalco y AmCham Colombia, han calificado la iniciativa de “atraco”, advirtiendo que afectará a la clase media, a los trabajadores y a los pequeños empresarios. Exministros como José Antonio Ocampo y José Manuel Restrepo la consideran inoportuna e inviable, señalando la falta de un recorte en el gasto público. El ambiente en el Congreso es adverso, y muchos legisladores anticipan que el proyecto será hundido en un año preelectoral.