El precandidato presidencial Abelardo de la Espriella ha delineado una plataforma de seguridad de mano dura, prometiendo reanudar la fumigación de cultivos ilícitos y bombardear campamentos guerrilleros, al tiempo que acusa al “régimen” de instigar el asesinato de Miguel Uribe Turbay. En diversas intervenciones, De la Espriella ha posicionado la seguridad como el eje central de su campaña, con propuestas de confrontación directa contra los grupos armados. “Yo soy capaz de: empezar la fumigación de los cultivos ilícitos, bombardear los campamentos guerrilleros, restablecer una alianza con Israel y Estados Unidos para fortalecer nuestras Fuerzas Militares”, señaló en una entrevista.
Su discurso se ha endurecido tras el magnicidio de Miguel Uribe, el cual calificó como un “crimen de Estado”. Según el abogado y precandidato, “el régimen instigó el asesinato de Miguel Uribe y el narcoterrorismo lo ejecutó”. Acusó directamente al presidente Gustavo Petro de haber incitado el crimen mediante su “verbo incendiario y su polarización”, y se comprometió a que el caso no quede en la impunidad si llega a la presidencia. Además, en respuesta a cuestionamientos sobre su lenguaje, De la Espriella ha defendido su enfoque confrontacional, afirmando que no pretende “contemporizar con los enemigos de Colombia, que son Petro y su horda de desadaptados”. Esta postura lo perfila como una de las voces más radicales de la oposición, buscando capitalizar el descontento con la actual política de seguridad y paz del Gobierno.
En resumenLa campaña de Abelardo de la Espriella se define por una plataforma de seguridad de mano dura y una retórica de confrontación directa con el Gobierno Petro. Sus propuestas de fumigación y bombardeos, junto con sus graves acusaciones sobre el magnicidio de Miguel Uribe, lo posicionan en el ala más radical de la oposición.