Portando una bandera de Palestina, su acción provocó una reacción inmediata del auditorio, compuesto mayoritariamente por empresarios, quienes lo abuchearon con gritos de “¡Fuera, fuera!” y “¡ladrón!”.
El presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, aclaró que Quintero no fue invitado por tener “diferencias grandes con él”. El presidente Petro defendió a Quintero, afirmando que la ANDI “rompe la constitución al no permitir una organización democrática”. Sin embargo, la acción también generó críticas desde la izquierda; la ministra Susana Muhamad, de familia palestina, pidió que “nadie mercadee electoralmente con el dolor del pueblo palestino”.
Días antes, Quintero avivó una tensión diplomática al izar una bandera de Colombia en la Isla Santa Rosa, un territorio en disputa con Perú.
Este acto fue calificado como una “provocación” por autoridades peruanas y llevó a que el Congreso de ese país lo declarara “persona non grata” por unanimidad.
Estos eventos, sumados a su retórica antisistema, consolidan su imagen como el aspirante más radical del Pacto Histórico.